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MENSAJE SEMANAL: Darle A Cada Niño, En Todas Partes, Una Oportunidad Justa

LA CASA BLANCA

Oficina del Secretario de Prensa


EMBARGADO HASTA LAS 6:00 AM ET, del SÁBADO, 14 de febrero, 2015

MENSAJE SEMANAL: Darle A Cada Niño, En Todas Partes, Una Oportunidad Justa

WASHINGTON, DC - En su mensaje semanal, el Presidente expuso su plan para asegurar que más niños se gradúen de la escuela totalmente preparados para la universidad y para una carrera. Nuestras escuelas primarias y secundarias están mejorando, evidenciado por la noticia de la semana pasada de que nuestra tasa de graduación de la escuela secundaria ha llegado a su punto más alto, pero todavía hay más que se puede hacer para asegurar que cada niño reciba una educación de calidad. Es por eso que el Presidente quiere reemplazar a No Child Left Behind (Que Ningún Niño se Quede Atrás) con una nueva ley que aborde el uso excesivo de los exámenes estandarizados, realice una verdadera inversión en la educación preescolar, y le dé a cada niño una oportunidad justa de ser exitoso. El Presidente le recordó a todos que cuando estemos educando a nuestros niños, que son el futuro de nuestra nación, no debemos aceptar nada menos que lo mejor.

El audio y el vídeo del mensaje estarán disponibles en línea en el sitio >obamawhitehouse.archives.gov< a las 6:00 a.m. hora del este, el 14 de febrero de 2015. 

Comentarios del Presidente Barack Obama

Mensaje semanal

Palo Alto, California

14 de febrero de 2015


Hola a todos.  En mi Discurso sobre el Estado de la Unión expuse mis ideas para ayudar a las familias trabajadoras a sentirse más protegidas y a conseguir las aptitudes necesarias para progresar en un mundo de cambios constantes.

En esta economía nueva que depende cada vez más de la información y la innovación, un elemento central de esta economía de la clase media es lo bien que preparamos a nuestros hijos para el futuro.

Durante décadas nos hemos gastado el dinero en educación sin asegurarnos primero de que nuestras escuelas realmente iban mejorando, ni de si las maestras y maestros tenían las herramientas necesarias para su trabajo, ni de si el dinero de los contribuyentes se estaba usando de la manera más eficaz. Y nuestros hijos a menudo pagaban las consecuencias.

En los últimos años, hemos podido apreciar que los estudiantes de primaria y secundaria están mejorando.  El año pasado nuestros estudiantes más jóvenes obtuvieron las notas más altas en matemáticas y lectura de la historia.  La semana pasada nos informaron de que la tasa de graduación de la escuela secundaria batió un nuevo récord. 

Eso es progreso.  Pero en una economía del siglo XXI, nuestros hijos solo llegarán más lejos que nosotros si reciben una educación mejor que la que recibimos nosotros.  Por eso tenemos que hacer más para asegurarnos de que se gradúan de la escuela preparados para la universidad y para sus carreras profesionales.

Este año quiero trabajar con los dos partidos en el Congreso para cambiar No Child Left Behind (Que Ningún Niño se Quede Atrás) por una ley más inteligente que quite tanto énfasis de los exámenes estandarizados, que invierta más en los años de preescolar y que le ofrezca a todos los niños una oportunidad en la economía nueva.

Ahora, tiene bastante sentido común que un proyecto de ley educativo realmente mejore la educación.  Sin embargo, en este preciso momento, hay un proyecto de ley republicano en el Congreso que haría lo opuesto.

Cuando lo que deberíamos hacer es invertir más en nuestros hijos, el plan que proponen haría recortes en las escuelas que serían permanentes durante el resto de esta década.  De hecho, significa que invertiríamos menos en 2021 de lo que invertimos en 2012.

Cuando lo que deberíamos hacer es dar a nuestros maestros y maestras todos los recursos que necesitan, el plan que proponen dejaría a los estados y las ciudades reasignar fondos para la educación hacia cosas como estadios deportivos o recortes fiscales para los ricos.

Cuando lo que deberíamos hacer es dar a todos los niños, en todas partes, una oportunidad, este Congreso lo que estaría haciendo es permitir que los estados hagan aún más recortes en los distritos escolares que necesitan más ayuda, mandar incluso más dinero a algunos de los distritos más ricos de Estados Unidos y retroceder a unos tiempos en los que demasiados estudiantes se quedaban atrás en las escuelas que no salen adelante.

Negarle una educación de calidad a los hijos de familias trabajadoras es un error, del mismo modo que lo es negarles cuidado de salud o cuidado infantil a las familias trabajadoras.  Somos mejores que eso.

Tengo una visión diferente para la clase media. 

En el mundo en el que vivimos, tenemos que equipar a todos nuestros hijos con una educación que les prepare para el éxito, sea cual sea su aspecto, el salario de sus padres o el código postal en el que vivan. 

Eso significa intentar enfoques nuevos, invertir en lo que funciona y arreglar lo que no funciona. 

Eso significa reducir los exámenes al mínimo necesario para asegurar que los padres y los maestros sepan cómo progresan nuestros hijos y nuestras escuelas de un año a otro y en relación a las demás escuelas del estado.

Eso significa darle a los maestros y maestras y a los directores que trabajan tan duro cada día los recursos necesarios para que puedan pasar menos tiempo enseñando la materia de los exámenes y más tiempo enseñando a nuestros hijos las cosas que necesitan.

Algunos de estos cambios son difíciles.  Para que funcionen tendremos que pedir más de nuestras escuelas y de nuestros hijos, mientras que nos aseguramos de que dejen a un lado los juegos de video y iPhones y abran sus libros.  Tendremos que pedir a Washington que trate la reforma educativa como el progreso en el que se tiene que concentrar durante las próximas décadas, y eso es algo que una ciudad con poca capacidad de atención no sabe hacer muy bien.

Pero podemos hacerlo.  Cuando se trata de educación, no somos un montón de estados que compiten el uno contra el otro; somos una nación que compite con el resto del mundo.  Nada determinará nuestro éxito como nación en el siglo XXI más que la forma en la que eduquemos a nuestros hijos.  Y no deberíamos aceptar nada menos que lo mejor.

Gracias y antes de irme, feliz día de San Valentín, Michelle.  Les deseo a todos que pasen un buen fin de semana.

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