
En el debate sobre la inmigración, la ira y la retórica apasionada de todos los puntos de vista suelen dominar mientras los hechos se pierden de vista. Así que es importante establecer la realidad sobre lo que ha sucedido. Para el Presidente Obama ha sido y sigue siendo una prioridad arreglar el sistema fallido de inmigración para que cumpla con las necesidades económicas y de seguridad de Estados Unidos. El Presidente ha presentado un marco claro y detallado para la reforma, pero la única manera de lograr lo necesario es que el Congreso tome acción y apruebe legislación bipartidista que el Presidente pueda promulgar. No hacerlo simplemente perpetuaría un sistema fallido. Desafortunadamente, como lo ha dicho el Presidente, necesita pareja de baile del otro partido para avanzar legislación y hasta ahora la pista de baile está vacía.
A medida que el Presidente continua trabajando a diario para arreglar lo que no funciona en nuestro sistema migratorio, también ha explicado con claridad que la rama ejecutiva de nuestro gobierno tiene la responsabilidad de aplicar las leyes, y de hacerlo de una manera enérgica e inteligente. Así que mientras una solución legislativaesté pendiente, este gobierno se ha centrado en mejorar nuestro sistema migratorio para que la aplicación de la ley funcione de manera más efectiva e inteligente. La realidad es que las apropiaciones congresionales para la aplicación de las leyes migratorias y las deportaciones han ido aumentando durante la última década. Por primera vez, esos recursos se están usando de una manera estratégica y dedicada para asegurar que se haga lo máximo posible para proteger la seguridad pública.
Bajo la dirección del Presidente, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés) ha establecido como prioridad por primera vez la deportación de personas que han sido condenadas de haber cometido crímenes en los Estados Unidos. El programa Comunidades Seguras (Secure Communities) es clave para esta estrategia. Depende de un programa bajo el cual se comparte información entre entidades federales utilizando huellas digitales del FBI procesadas por funcionarios de agencias de ley a medida que combaten el crimen en sus comunidades. Este programa es la razón principal por la cual las estadísticas muestran un aumento dramático en deportaciones de criminales de los Estados Unidos. Los resultados de esta estrategia son notables:
Esas estadísticas son importantes. Aunque tenemos más trabajo que hacer, las estadísticas muestran que la estrategia que está llevando a cabo DHS está funcionando. Al mismo tiempo, el gobierno también ha actuado abiertamente y ha estado dipuesto a escuchar lo que comunidades alrededor del país tienen que decir. El 17 de junio DHS anunció cambios importantes al programa Comunidades Seguras, incluyendo la creación de un sistema de análisis en curso para que DHS pueda determinar que el programa esté funcionando efectivamente, y para tomar medidas apropiadas para proteger a los testigos o víctimas de crímenes. Nada puede compensar por la falta de una reforma integral, pero los datos muestran que ésta ha sido una buena estrategia de la que nos podemos sentir orgullosos.
El programa Comunidades Seguras es una herramienta poderosa para mantener los recursos del gobierno en torno a la inmigración dedicados haciaquienes deben estar dedicados, aquellos que caen bajo las prioridades principales de DHS, por ejemplo quienes hayan cometido crímenes en Estados Unidos.
Cecilia Muñoz es Directora de Asuntos Intergubernamentales de la Casa Blanca