El Presidente Obama sigue firmemente comprometido con reformar nuestras leyes de inmigración para atender nuestras necesidades económicas y de seguridad en el siglo XXI. En su Discurso sobre el Estado de la Nacion, el Presidente les pidió a los republicanos y demócratas que trabajen con él para solucionar este asunto. Aunque todos sabemos que el debate será arduo, el pueblo estadounidense espera que sus líderes en Washington les hagan frente a problemas difíciles. El Presidente no puede arreglar el sistema quebrado por su cuenta.
Ayer, participé en una importante reunión con el Presidente y un extenso grupo de líderes empresariales, policiales, religiosos y políticos de todo el país. Acompañaron al Presidente varios miembros de su gabinete, entre ellos los secretarios Ken Salazar, Janet Napolitano e Hilda Solís, y el fiscal general Eric Holder. Todos ellos han participado activamente en los esfuerzos del poder ejecutivo por promover medidas legislativas para mejorar nuestro sistema en los aspectos clave que tienen a su cargo.
El Presidente presentó un argumento sólido de que la reforma inmigratoria debe ser una prioridad, no sólo para él sino para todas las personas en la sala. Escuchó sus inquietudes y recibió comentarios sobre maneras de hacer que los esfuerzos legislativos avancen para lograr el cometido. El Presidente los instó a que encabecen conversaciones serias y corteses en sus sectores y todo el país a fin de dar lugar a medidas en el Congreso. Espero que otras personas se sumen al Presidente para llevar el debate a sus propias comunidades.
Fue inspirador oír sobre la importante labor que ya está en marcha: trabajo que le dará impulso a la reforma de inmigración, que es crucial para nuestro futuro económico, competitividad mundial e intereses de seguridad nacional. También fue un recordatorio de todo el trabajo que aún queda por hacer.
Al trabajar hacia una reforma de inmigración, el poder ejecutivo continuará buscando maneras de mejorar nuestro sistema legal de inmigración, resguardar las fronteras y mejorar la estrategia para velar por el cumplimiento de las leyes de manera que sea más sensata y eficaz en deportar criminales y llevar ante la justicia a empleadores inescrupulosos. Pero los operativos de la ley de por sí no pueden resolver nuestro problema de inmigración. Necesitamos una reforma que reafirme nuestra historia tanto como estado de derecho y nación de inmigrantes a la vez, y para hacerlo debemos trabajar juntos para que se apruebe una medida legislativa.
La reforma de inmigración siempre ha sido un asunto bipartidista, y el Presidente considera que puede y debe volver a ser así: demócratas, republicanos e independientes que trabajen juntos pueden promulgar reformas equitativas y perdurables, y tomar las decisiones correctas para nuestro futuro.