En su Discurso sobre el Estado de la Nación, el Presidente Obama presentó su visión para que nuestro país gane el futuro. Un aspecto de alcanzar esta importante meta implica arreglar el sistema quebrado de inmigración de nuestro país. El Presidente reiteró una vez más su firme compromiso de resolver este asunto porque es crucial para aumentar nuestra competitividad mundial e impulsar nuestra economía.
En julio, el Presidente describió su visión para una reforma de inmigración integral y de sentido común, basada en los principios de responsabilidad y rendimiento de cuentas:
En los últimos dos años, el Presidente se ha tomado muy en serio la responsabilidad de velar por el cumplimiento de nuestras leyes de inmigración y resguardar nuestras fronteras. Este gobierno dedicó un nivel sin precedente de recursos a resguardar nuestras fronteras, implementó una política interior y laboral más sensata y estratégica, y mejoró nuestro sistema legal de inmigración.
Estos esfuerzos han producido verdaderos resultados. Nuestras fronteras están más seguras que nunca. Las detenciones a lo largo de la frontera reflejan mucho menos intentos por cruzarla ilegalmente, mientras que las confiscaciones de dinero, drogas y armas ilegales han aumentado considerablemente, lo que ha resultado en un incremento en el número de arrestos y procesos penales.
En el año fiscal 2010 el poder ejecutivo aumentó en más de 23,000 el número de expulsiones de criminales convictos, lo que representa un aumento de más de 70 por ciento con relación al gobierno previo. Además, en el año fiscal 2010 aumentamos a más del doble el número de investigaciones realizadas por agencias de la ley en centros de trabajo con relación al año fiscal 2008.
Estas investigaciones han resultado en multas de millones de dólares impuestas a empleadores que infringieron las leyes de inmigración. También hemos mejorado nuestro sistema legal de inmigración al reducir el retraso en la tramitación de las solicitudes de inmigración y dedicar fondos cruciales para promover programas innovadores de preparación para la ciudadanía e integración en comunidades de todo el país.
Todos nos beneficiamos de la innovación y espíritu empresarial que los inmigrantes traen a nuestras costas. De hecho, eso nos ha hecho el motor de la economía mundial y una luz de esperanza en todo el mundo. Esto me quedó claro el Día de la Independencia cuando tuve el honor de pronunciar unas palabras durante una ceremonia de naturalización al pie de la Estatua de la Libertad en Ellis Island. Fue un homenaje a 143 nuevos ciudadanos de 57 países, cada uno de ellos con una historia única de su llegada a Estados Unidos y de lo que han hecho para poder llamarlo su hogar. En el grupo había personas que vinieron a nuestro país de muy pequeñas, estudiantes universitarios, profesionales y víctimas de la opresión.
En su Discurso sobre el Estado de la Nación, el Presidente instó a los republicanos y demócratas a que trabajen con él en este importante asunto. Reconoció que el debate no será fácil, pero que el pueblo estadounidense espera que sus líderes se unan para hacerles frente a los importantes asuntos que enfrenta nuestra nación. Triunfar en el futuro y forjar un Estados Unidos competitivo exige un eficaz sistema de inmigración.
Necesitamos una reforma integral de inmigración que respeta las leyes de nuestro país a la vez que continúa nuestra rica tradición como nación de inmigrantes, redobla nuestros esfuerzos por resguardar nuestras fronteras y al mismo tiempo permite que los inmigrantes contribuyan plenamente a nuestro país y nuestra economía. En las próximas semanas, ese es el consenso que el Presidente y su gobierno procurarán forjar.